lunes, 24 de enero de 2011

Un Gran Salón llamado Venezuela

     Les quiero contar una historia que habla sobre un salón de clases inmenso, en donde un Maestro con mística, ética y dedicación trataba de entregar a sus alumnos la más valiosa de las posesiones, el conocimiento. En este salón existían tres tipos de alumnos; los primeros eran los de abajo; aquellos que les gustaba sentarse en las primeras filas. Los segundos se ubicaban en las filas de en medio y los últimos, los de arriba, que se sentaban en la última de las fila, la de mucho mas atrás.

De vez en cuando aparecía un cuarto tipo que se sentaba donde mejor le convenía estar, pero que a final de cuentas siempre terminaba siendo del tercer tipo.

El Mensaje.

Un día el Maestro cayo en cuenta de que tal división generaba un grave problema de comunicación, cuando trato de transmitir el siguiente mensaje: "Las Ruinas de Machu Pichu". La idea era que con esa frase los cursantes redactaran un ensayo para luego ser evaluados.
 
Los primeros entendieron la frase expresada por el Maestro. Se organizaron en grupos. En muchos grupos. Utilizaron las herramientas que el Maestro les había permitido y facilitado. Consultaron libros, Internet y hasta le preguntaron a Don Juan Bimba, que aunque no todo lo sabia, conocía sobre el tema. Claro el Maestro lo había enseñado a leer y escribir después de más de cuarenta años de sombras, y desde entonces Juan Bimba se había enterado de muchas cosas.

Utilizaron computadoras con software libre y redactaron su ensayo. Lo único que faltaba era esperar la fecha para entregarlo.

Ahora los segundos, los del medio; algunos (pocos) no entendieron muy bien la frase. Otros aunque les costó entenderla se dispusieron a realizar el ensayo y a medida que iban investigando y conociendo del tema se sintieron complacidos y aprendieron lo que el Maestro trataba de explicar. Una minoría no quiso entender e influenciados por los últimos –los de arriba- se negaron a realizar la tarea.

Por último los de atrás, los de arriba, que nunca escuchaban al Maestro; no entendieron la frase. No solo se negaron a realizar la tarea, sino que se sintieron ofendidos porque el compañero de enfrente le dijo que el maestro lo que les dijo fue que “Va a venir un Macho ruino y les va a meter el Pichu”.

El complot.

Tal ofensa no podría ser aceptada. Alberto que era el director del diario escolar publicó en el titular que el Maestro era un inmoral, loco, tierrúo y debía ser expulsado de la institución. Gustavo que era hijo de la dueña de la cantina escolar le contó a su madre y ella se negó a fiarle ni un solo céntimo más al Maestro. También trató mal y negó el derecho a alimentarse sanamente a todo aquel que apoyara al Maestro; ya fuere docente, obrero o alumno.

Ronald que era sobrino del director de otra institución le pidió a su tío Samuel que hiciera algo. Y el Tío Samuel trató por todas las vías y formas de destituir al Maestro. Utilizó su poder, influencias y dinero.

Por primera vez en la historia, estos los de atrás, que nunca se habían organizado lo hicieron. Primero fue una coordinadora contra la moral –perdón contra lo inmoral- luego mucho tiempo después una Mesa de Humildad. Ninguna de estas opciones funcionó ya que donde hay mucho Caique y poco indio los problemas florecen. Cuando cada quien jala para su lado en algún momento la soga debe romper.

Intentaron mas de una vez sacar al maestro de la institución pero nunca lo lograron; los alumnos, obreros y docentes que lo apoyaban, no lo permitieron.

La propuesta.

Al contrario el Maestro propuso la organización y el trabajo unido para solucionar los problemas no individuales, sino COLECTIVO. Desde el inicio se recomendó el trabajo en equipos. “Es que a medida que el hombre comienza a trabajar pensando en las necesidades del colectivo, se va transformando en el hombre nuevo y revolucionario” decía el Maestro recordando a aquellos que en la lucha por la igualdad social lo presidieron.

El vencimiento.

Llegado el día para entregar los ensayos se venció el plazo; los de arriba, los de atrás, los últimos no entregaron la investigación porque nunca entendieron la tarea y no pudieron participar en el proceso de formación y no lograron crecer. Siguieron tratando de eliminar al maestro y todo lo que su presencia significaba.

Los del medio, algunos (muy pocos) abandonaron sus pupitres, otros (pocos) se sentaron en la ultima fila, otros (muy muy pocos) se cambiaron de institución y se fueron a la del Tío Samuel y otros (mas o menos) los que lograron entregar el trabajo y obtuvieron buena puntuación, se sentaron mas cerca del profesor. La mayoría siguió donde mismo.

Ahora los de abajo, los primeros, la Gran Mayoría; entregaron los ensayos hechos a la perfección y con la máxima nota festejaron el triunfo y fueron alegría. Participan en el proceso de formación y crecen día a día como alumnos, maestros, obreros y docentes.

No es lo mismo Las Ruinas de Machu Pichu que venga un macho ruino y te meta en Pichu. Colorín colorado, este cuento, NO HA TERMINADO. ¡¡¡Venceremos!!!

Felix Eduardo León Sosa
C.I. 15.867.174
hierro59@gmail.com

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